Azules de cielo y agua. Tenues o luminosos, días y noches.
Luces para regresar y no dejar suspiros y lágrimas en los rostros. Haces de luz salvadora en la inmensidad solitaria.
Espumas de olas rompientes, para que jueguen los niños: corriendo de ellas, corriendo hacia ellas...
Amanece, incendio en el cielo para iluminar los barcos, para que vuelvan.
Montañas en la lejanía para elevar el alma y soñar con la tierra tan cerca del mar.
Calma y sol. Reflejos de luz en el agua tranquila...
Galernas, mar furioso y rompiente. Deshaciendo rocas, arrastrando arena, empujando la tierra para ganarle la partida.
Alegría, sol, verano, juegos. Y agua, fría, saltarina, envolvente.
Y el reposo, la paz después del día, al atardecer. Mirada vigilante, desconfiada, felina: ¿Volverás mañana?
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